La pasada semana tuvo lugar, en la Finca de Osorio, el segundo encuentro de pastores. Una oportunidad para renovar la alianza entre el Cabildo y este colectivo para colaborar en la protección de la isla contra los incendios y garantizar esta actividad ancestral.
Gran Canaria está en deuda con los pastores y las pastoras y con todas las personas del mundo rural que, durante siglos, han producido nuestros alimentos, preservado nuestro medio y conservado nuestras tradiciones. Lo han hecho además en condiciones muy duras, con pocos recursos, en entornos de difícil acceso, sufriendo las condiciones climatológicas más adversas. Lo han hecho, en muchos casos, con escaso apoyo de las instituciones públicas y sin el reconocimiento social que se merecen.
Pero sin duda, algo está cambiando. La mayor parte de los parajes que los pastores recorren desde siempre con sus ganados han sido reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad en su categoría de Paisaje Cultural o como Reserva de la Biosfera. Es decir, se valoran las formas de vida que conforman una interacción con el medio única en el mundo, como la trashumancia o la elaboración de quesos artesanos.
Suponen un patrimonio cultural inmaterial y una seña de identidad cultural de nuestra isla que debemos proteger, porque además reporta múltiples beneficios a la sociedad. La ciencia, la técnica y el pastoreo tradicional conforman una extraordinaria herramienta para la conservación del patrimonio natural.
Esta manera de relacionarse armónicamente con el medio no solo nos remite a la tradición, sino que en ella también está la solución para afrontar muchos de los retos a los que nos enfrentamos actualmente, como, por ejemplo, el cambio climático.
El abandono de la agricultura y de la ganadería, la sequía y las temperaturas extremas hacen que nuestros montes estén cada día más expuestos a incendios forestales que, a decir de los expertos, serán cada vez más graves y devastadores. Ante esta situación, el pastoreo conforma una excelente herramienta para gestionar grandes extensiones de terrenos, ya que las ovejas eliminan gran parte del exceso de vegetación que, cuando se seca, arde con facilidad.
Además, la ganadería extensiva tiene un papel importante en la economía rural y circular, evita su despoblación, conserva el patrimonio y ayuda en la mitigación de los efectos del calentamiento global. Para garantizar la supervivencia de esta actividad, es necesario que los pastores tengan el reconocimiento social e institucional que se merecen.
Por eso, de la misma manera que los pastores están comprometidos con su tierra, desde el Cabildo estamos comprometidos con ellos, para gestionar de manera conjunta el territorio, el paisaje y la naturaleza de Gran Canaria. Hace 5 años, en 2018, nos encontramos también en Osorio para promover la alianza que reeditamos la pasada semana.
Puedo decir con orgullo que en estos cinco años se han cumplido los compromisos a los que nos comprometimos mediante aquella alianza. Los nuevos tiempos, sin embargo, traen consigo nuevos retos y desafíos para nuestra isla. Es por esto que hoy es más necesario que nunca reeditar aquel pacto y seguir trabajando unidos para mantener un oficio tradicional que tantos beneficios reporta a la sociedad grancanaria.
Este nuevo acuerdo se enmarca en el programa Gran Canaria Mosaico, una estrategia de prevención de grandes incendios forestales impulsada por la consejería de Medio Ambiente del Cabildo. Se promueve con ella la recuperación de paisajes mosaicos diversos, habitados y con menor riesgo ante los incendios, basados en actividades agrícolas, ganaderas y forestales y se potencia la adaptación de la sociedad para convivir con el fuego. Una preciosa metáfora también de la isla que queremos construir, una isla mosaico, diversa y plural, pero apacible, solidaria…
Durante estos 5 años de trabajo compartido hemos dado grandes pasos para que la ciudadanía de la isla conozca mejor la labor y el valor del pastoreo, con la creación del documental “Pastores de Gran Canaria: Gestores del territorio, del paisaje y la biodiversidad”, la edición del libro “Pastores de Volcanes y Alisios” o la Exposición “La Mudá: Trashumantes de Gran Canaria”.
Hemos dado grandes pasos también en la gestión compartida del medio, como por ejemplo contando con una cuadrilla que realiza desbroces en barrancos y superficies públicas de pastoreo a petición de los pastores o con la autorización del pastoreo controlado en los barrancos de la isla.
Pero hay un aspecto que me parece de vital importancia, ya que estoy convencido de que se va a convertir en una herramienta imprescindible de futuro para la gestión del medio rural. Estoy hablando del pago por servicios ambientales, en este caso el pago que abona el Cabildo por la labor de prevención de incendios que cumple el pastoreo. Porque es una labor que previene la destrucción de miles de hectáreas, protege vida y biodiversidad y ahorra cientos de miles de euros a las administraciones tanto en la prevención como en la restitución de los daños provocados por los incendios.
Por una cuestión de justicia y de eficiencia hay que reconocer que muchas de las actividades que se realizan en el medio rural tienen enormes beneficios para el conjunto de la isla, aunque el mercado no les asigne un valor, y es una cuestión de justicia reconocerlo, y de eficiencia integrar esas actividades en la gestión del medio.
Con el acuerdo firmado queremos reconocer el papel del pastoreo para el desarrollo sostenible, así como de herramienta para la prevención de incendios forestales y de lucha contra el cambio climático. El pastoreo es una actividad fundamental para proveernos de alimentos de calidad, sostenibles y de cercanía, lo que nos acerca a la soberanía alimentaria.
No podemos olvidarnos de nuestros quesos, una joya gastronómica mundial. Los quesos de Gran Canaria son reconocidos y premiados internacionalmente. Nos comprometemos a seguir promocionando su producción, comercialización, consumo y divulgación. Ni podemos olvidarnos de nuestras carnes de baifo o corderos, para las que se han diseñado campañas de consumo de enorme éxito.
Somos herederos y guardianes de una tradición y de una cultura ancestral, que hoy es reconocida mundialmente. Es una enorme fortuna, pero también una enorme responsabilidad ya que debemos esforzarnos por preservar y por mantener vivo este legado para las generaciones venideras.
La alianza que volvimos a refrendar es sin duda un compromiso con ese legado. Con nuestro pasado, con nuestro presente y con nuestro futuro. El pastoreo es un orgullo para Gran Canaria. Hay que agradecer a los pastores su voluntad de construir con el Cabildo una isla mosaico, una ecoísla.
Presidente del Cabildo de Gran Canaria