Si señor, Gran Canaria depura sus aguas fecales. Y es una golfería intentar trasladar otro mensaje. Vuelvo a repetir lo que tanto he reiterado en los últimos días, aunque produzca sarpullidos a algunos: en Gran Canaria se depuran en un 99 % las aguas fecales que se vierten al mar. Los vertidos procedentes de los saneamientos de nuestra isla reúnen las condiciones que establece la legislación y más de la mitad se destinan al riego agrícola. El Consejo Insular de Aguas tiene encomendada la gestión de las instalaciones de depuración de 14 municipios, además de las de Jinámar a la que llegan aguas residuales de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Brígida, Telde y Valsequillo. Por lo tanto, el CIAGC gestiona la depuración de 17 municipios, 101 instalaciones y 26 depuradoras de distintas dimensiones. También se depuran aguas en Gran Canaria, cumpliendo todos los parámetros, en las plantas de tratamiento de la Mancomunidad del Sureste (premiada por la ONU), Telde, San Bartolomé de Tirajana y Las Palmas de Gran Canaria.
La gestión de las depuradoras del Consejo Insular de Aguas supone un gasto anual de alrededor de 11 millones de euros y se dedican además cada año 180.000 euros para controles analíticos y 100.000 euros más para un programa de vigilancia y control de los vertidos al mar para hacer un seguimiento continuado del estado de las aguas que se regeneran con ese fin.
El CIAGC gestiona aproximadamente 13 millones y medio de metros cúbicos de aguas negras al año, de los cuales 6.680.000 van limpios (tratados) al mar y aproximadamente la otra mitad se destina a la agricultura gracias a que se ha hecho un esfuerzo importante en los dos últimos años, de casi 1.100.000 euros, para disponer de las infraestructuras necesarias en las zonas con mayor sequía. El Sureste también actúa de manera parecida. También se han invertido en la depuradora de Jinámar 450.000 euros, el año pasado, para poner fin a los vertidos que se estaban produciendo durante los últimos años y se han ejecutado otras actuaciones por más de dos millones de euros para mejoras en las redes y en los depósitos. Igualmente estamos ya iniciando algunas de las obras del plan RENOVAGUA, una apuesta de futuro por la que prevemos invertir 22 millones de euros para dotar de energía limpia a nuestras depuradoras y desaladoras. Además de eso tenemos presupuestado un plan de actuaciones para mejorar infraestructuras de depuración como la del emisario submarino de Bocabarranco en Gáldar por más de 5 millones de euros, la ampliación de la depuradora de Guía-Gáldar con casi 4 millones de euros de presupuesto, la ampliación de la depuradora de Jinámar a la que destinamos más de 4 millones y medio… además del terciario de Agaete, la mejora de la depuradora de Cabo Verde en Moya -con casi 1 millón y la sustitución- o la mejora de la conducción de la red de distribución de aguas de la red Las Palmas Norte, tramo vertical de la variante de Silva, con más de medio millón de euros. Por lo tanto más de 50 millones en vías de ejecución para mejorar los servicios de depuración y reutilización, más los gastos fijos anuales, superiores como les decía a los 12 millones de euros.
Hemos explicado todo esto en los últimos días y ha sentado muy pero que muy mal a algunos. No hace mucho volvió a circular el consabido ejercicio comparativo (nunca surge inocentemente) entre Gran Canaria y Tenerife. Siempre se pone el mismo argumento sobre la mesa, aunque los últimos datos le ha hecho perder fuelle: Tenerife avanza y Gran Canaria retrocede. El análisis recurrente era que allí se ha hecho en los últimos 20 años una labor extraordinaria y aquí no se han sabido resolver los problemas. El último episodio tuvo lugar hace apenas unos meses. En mayo pasado volvieron con la cantinela (ya lo he contado en estas páginas) y sacaron a la palestra el mismo argumentario. Un catedrático jubilado de la ULL, José Ángel Martín, afirmaba que el Cabildo de Tenerife ha sido el motor económico de su isla en las últimas décadas y que su “inversión en infraestructuras y equipamientos ha sido superior a la de Gran Canaria. El Cabildo de Tenerife ha sido más productivo que el de Gran Canaria que también ha estado condicionado por el peso de la capital”. Desde luego pasaba de puntillas sobre el último informe de la CCE en el que se señalaba que durante los años más duros de la crisis, el Gobierno de Canarias invirtió una cantidad superior a los 200 millones de euros más en la provincia occidental que en la oriental. Y no se decía nada sobre los puestos de trabajo creados durante la crisis que aumentó la plantilla autonómica en 3. 646 en Santa Cruz de Tenerife, mientras que Las Palmas perdió 139.
Al momento, Carlos Alonso, que acaba de escribir en tono plañidero, “solo digo que mal puede pedir respeto el que no lo concede”, quejándose de un twitter absolutamente inofensivo del que esto escribe, se mostró “caritativo” (léase altanero) y dispuesto a “mostrar al Cabildo de Gran Canaria la clave del éxito del dinamismo de Tenerife”. Toma ya. Esto no es ofensivo, claro. Como tampoco creó tanta alarma como mi twitter el que Fernando Clavijo dijera que yo utilizaba las técnicas de la mentira del nazi Goebbels…
Por esa época, Ricardo Melchior, expresidente insular, afirmaba en un titular en el Diario de Avisos que “Tenerife supera a Gran Canaria desde 2001 por las inversiones acertadas que hicimos desde el Cabildo”. Y dice más en el interior de ese diario el pasado 18 de abril: “Desde 1999, (el Cabildo tinerfeño) invertía del orden de 10.000 millones de pesetas más al año que el Cabildo de Gran Canaria, que prefería invertir en otras cosas, y era quizás menos eficiente. En 10 años eso son 100.000 millones de pesetas. Y eso sí que es un motor de la economía, que funcionó”.
Me vi obligado entonces a intervenir ante la opinión pública para demostrar que en los últimos años los indicadores económicos son muy positivos para Gran Canaria -a pesar de la poca colaboración del Gobierno de Canarias- y más tarde lo reconoció también la CCE, que fue más allá al señalar que esta isla sigue siendo el motor económico del archipiélago. Publiqué un artículo también en el que hacía la siguiente reflexión: “Y cuando dicen que el Cabildo de Tenerife ha hecho un mayor esfuerzo inversor que el de Gran Canaria, permítanme que haga las siguientes preguntas. ¿Más inversiones en qué? ¿En carreteras? ¿En polígonos industriales? ¿En desaladoras? ¿En depuradoras? ¿En renovables? ¿En desarrollo industrial? ¿En desarrollo comercial? ¿En desarrollo agroindustrial? ¿En desarrollo portuario? ¿En infraestructuras culturales, deportivas, sanitarias…? Está meridianamente claro que eso no es así”.
Parece que los hechos me están dando la razón. Y a algunos les está costando asumirlo. Y se revuelven como gato panza arriba para intentar ocultarlo. En este verano, a raíz de la aparición de las cianobacterias en aguas canarias, hemos tenido conocimiento de que en Tenerife se arroja al mar cada día 57 millones de litros de aguas negras sin depurar. Que la UE ha puesto en marcha una sanción de 46,5 millones de euros a España por vertidos sin tratar en Andalucía, Galicia, Asturias, Valencia y Tenerife (Valle Guerra y Valle de Güimar).
Y para relativizar la ineficiencia en la gestión y la gravedad de esta situación que han creado en los últimos años -porque parece que dedicaron muy poco a este asunto en tanta inversión como realizaron- empiezan a trasladar a la sociedad y a los medios de comunicación el mensaje de que esto no sucede solo en Tenerife sino que se trata de un problema generalizado en Canarias. Por supuesto me niego aceptar que la sociedad canaria, la sociedad grancanaria y la comunidad internacional, que ha seguido esta información en distintos medios informativos del mundo, se quede con la idea, la preocupación y la alarma social consiguiente de que en todas las islas se actúa de la misma manera. Solicité un informe al Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria y a través de él tengo constancia fehaciente de que las aguas en Gran Canaria se tratan en su práctica totalidad. Lo traslado a los medios de comunicación y lo lanzo a los cuatro vientos: en esta isla se depuran sus aguas en un 99%…
Y entonces se abrieron los cielos: el presidente Clavijo, que había permanecido atorrado con el problema de los vertidos de Tenerife sale inmediatamente a decir que lo que dice el presidente del Cabildo de Gran Canaria no es cierto. Y detrás la consejera de Medio Ambiente. Y los twitteros de CC. Y mucha prensa de allá y cierta prensa de aquí -¡increible!- que se suma con desmentidos manipulados, entrevistas orientadas, editoriales entreguistas… (¡Ay, lo que hay que besar por el contrato millonario de la tele!). Prietas las filas,… todos a una. La Familia se abraza solidaria a la causa de meter a Gran Canaria en el saco de la inacción y la irresponsabilidad de algunas instituciones en los últimos años frente a este problema. Y zas, una campañita intentando ligar, para intentar confundir, en una burda manipulación político-mediática, la depuración de aguas con las autorizaciones, que se retrasan fundamentalmente por incapacidades del Gobierno para resolver los expedientes; los vertidos de aguas fecales con los de piscinas familiares, estaciones de bombeo o salmueras de desaladoras (más de 200 en Gran canaria)…
Con tal de lavarle la cara al Cabildo y otras instituciones de Tenerife lanzan el mensaje irresponsable de que en Canarias estamos rodeados de vertidos ilegales y contaminados (más de 400, dicen), cuando en la inmensa mayoría de los casos no tiene nada que ver con esto sino con simples procesos de autorización administrativa en curso de vertidos de distinto tipo. También todas las inversiones en marcha por el Cabildo de Gran Canaria, y muchas más previstas para los próximos años, les da pie para decir que si todo está bien en esta isla, entonces por qué estas inversiones -¡que eso indica que no se depura!- como si no fueran necesarios los mantenimientos, las ampliaciones, las adecuaciones a las nuevas tecnologías, la incorporación de renovables…
Siempre tergiversando la realidad, negando una y otra vez los datos reales de Gran Canaria: Fernado Clavijo -que nunca ha actuado como presidente de todos los canarios sino como un ultrainsularista- llegó a decir que en esta isla redonda no se trata el 99 % de las aguas y he pedido un informe jurídico para exigirle que se retracte, como primer paso y ante lo que entiendo que es hacer daño premeditado a la imagen de Gran Canaria. Cuando les interesa, saben rentabilizar muy bien Las Canteras y las Dunas de Maspalomas, pero que aquí se depuren nuestras aguas, en estos momentos les supone el reconocimiento de que no han sido capaces de actuar en este campo. Y eso es mucho para el cuerpo insularista ultramontano.
Lo dicho. Gran Canaria depura la práctica totalidad de sus aguas. Pero, ¿se puede mejorar? Por supuesto que sí. Se debe avanzar para que todos los tratamientos se hagan todos a través de un terciario (la excelencia); para que se separen las redes de pluviales de las de saneamiento; para mejorar las redes y los depósitos; para que se mejoren las instalaciones y no se rebose nada al mar en momentos concretos; para que se reutilice todo para la agricultura, para el riego de los jardines, para los campos de golf y no vaya nada al mar; para reducir los costes utilizando energías renovables; para que se aprovechen los lodos, para innovar en tecnología… En esa línea estamos trabajando. No entiendo por qué causa tanta urticaria a un Gobierno, a un partido, a algún medio de comunicación.
Antonio Morales Méndez
Presidente del Cabildo de Gran Canaria