El Consejo de Europa, con el Convenio Europeo del Paisaje, Florencia 2000, marcó un antes y un después en la concepción del Paisaje. Con los acuerdos adoptados por los estados miembros del Consejo se “define” una nueva interpretación de sus valores y de sus repercusiones en la calidad de vida de las personas que lo habitan. Es importante resaltar que este acuerdo internacional supuso un impulso al reconocimiento de su valor y su nexo con el bienestar de los habitantes y la consolidación de su identidad y, además, reconocía su carácter dinámico, y por ello, la necesidad de establecer políticas específicas destinadas a su protección, ordenación y gestión.
La Convención del Benelux de 1982 sobre la Conservación de la Naturaleza y la Protección del Paisaje ya establecía que “puede ser considerado como el reflejo de la actitud de la comunidad respecto a su medio natural y de la forma que actúa sobre el mismo”. El Convenio de la UNESCO para la Salvaguarda del Patrimonio Intangible lo define como el conjunto de “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos, y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en determinadas ocasiones los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio”.
El Cabildo de Gran Canaria ha redactado un conjunto de instrumentos de ordenación territorial en los que la protección, gestión y ordenación de los Paisajes han sido premisa irrenunciable de partida, e incluso, el centro de su formulación, como es el caso del Plan Territorial Especial PTE -5.
En el Pleno celebrado el pasado 25 de noviembre de 2016, se aprobó por unanimidad una moción en defensa del derecho a disfrutar de un entorno de calidad visual, en la que el Cabildo de Gran Canaria, entre otras actuaciones, se compromete en el diseño y desarrollo de acciones dirigidas a incrementar la calidad paisajística de Gran Canaria, y a consolidar y potenciar el Observatorio del Paisaje de Gran Canaria, como instrumento de participación en el análisis, debate, seguimiento y desarrollo de las políticas adecuadas. Este texto, como Manifiesto, fue firmado por una cantidad importante de personalidades, instituciones, entidades y empresas públicas y privadas, en la I Jornada del Paisaje de Gran Canaria, celebrada el 30 de noviembre de 2016, como expresión de su compromiso de su defensa favoreciendo la conservación y el mantenimiento de nuestros valores naturales, culturales y sociales.
El Observatorio, en el que participan distintas áreas del Cabildo, ayuntamientos y representaciones de la sociedad civil, lleva trabajando en los últimos meses de manera decidida en la mejora del paisaje de esta Isla. Como resultado de este esfuerzo hace unos días presentamos el Proyecto Director de Regeneración Paisajística de la GC-1 como desarrollo de una de las estrategias planteadas por el Plan Territorial Especial de Ordenación del Paisaje (PTE-5), para actuar, en esta primera fase, en el tramo comprendido entre el Aeropuerto de Gran Canaria y la entrada a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En estos momentos estamos en el proceso de adjudicación del Plan Director de la GC2 con el mismo objetivo.
La contemplación del paisaje durante los desplazamientos en carretera constituye una de las formas más frecuentes de mirarlo e identificarnos con él. Por ello, las vías de comunicación deben considerarse elementos de observación de carácter prioritario. Desde este punto de vista, el corredor de la GC-1, en el tramo que va desde Las Palmas de Gran Canaria hasta el Aeropuerto, que da acceso a los núcleos de población de mayor población de la Isla y sobre el que se apoya una gran cantidad de actividad de carácter industrial, comercial y residencial, cobra especial relevancia, tanto para los grancanarios que la recorren en sus desplazamientos habituales como para los turistas que visitan Gran Canaria.
La intensa actividad desarrollada a lo largo de la GC-1, así como la forma en la que se ha generado, configura un paisaje con un alto grado de antropización, que se presenta como una yuxtaposición de núcleos urbanos y vacíos agrícolas que no guardan relación entre sí y en donde los mensajes que reciben los usuarios de la autovía son, en su mayoría, reclamos publicitarios. Todo ello da lugar a una percepción negativa de esa parte de nuestro paisaje. El recorrido desde el Aeropuerto a la Capital de la Isla se ha ido deteriorando en los últimos años por el incremento de vallas publicitarias y por el impacto territorial, visual y social que producen las grandes áreas comerciales, así como las áreas industriales sin integración con su entorno, las áreas agrícolas abandonadas, las firmas gigantes “grafiteadas” en muros, las fachadas de edificaciones descuidadas y tantos otros despropósitos…
A grandes rasgos, el Proyecto Director de Regeneración Paisajística de la GC-1 (Tramo Las Palmas de Gran Canaria-Aeropuerto) ha abordado el análisis paisajístico y el estudio de todo el ámbito de afección: la autovía con todos sus elementos, los bordes de los núcleos urbanos (residenciales, industriales y comerciales), los barrancos, las zonas agrícolas y los espacios vacíos; la diagnosis de los distintos problemas detectados y la ordenación del paisaje antropizado existente, mediante la definición de actuaciones de restauración de las áreas degradadas y de eliminación o corrección de los impactos paisajísticos.
En función de ese análisis y diagnóstico de la situación el Proyecto propone un conjunto coherente de actuaciones dirigidas a la mejora de la calidad paisajística del tramo, ordenadas por su grado de prioridad, contemplando la integración paisajística de los elementos que forman parte de la GC-1 y su entorno inmediato (muros, taludes, nudos, rotondas, laderas, etc.) y determinadas zonas anexas a la vía, que por su estado actual y entidad territorial repercuten de forma negativa en el paisaje percibido desde ella.
En relación con este segundo tipo de actuación, se proponen intervenciones en las siguientes Zonas: Zona 0.- Corredor de la GC-1. Zona 1.- San Cristóbal – Hoya de La Plata. Zona 2.- Playa de La Laja – Tívoli. Zona 3.- Bocabarranco – La Pardilla. Zona 4.- Marpequeña – Las Rubiesas. Zona 5.- Cruce de Melenara – Las Huesas. Zona 6.- Montaña de Las Huesas – Urbanización Industrial Salinetas. Zona 7.- Urbanización Industrial Salinetas – Urbanización Industrial El Goro. Zona 8.- Urbanización Industrial El Goro – Tufia.
Para lograr este objetivo de regeneración paisajística, se establece un conjunto de acciones encaminadas a la limpieza y desbroce en áreas de vertidos de escombros, basuras y restos de elementos agrícolas, y de tierras asociadas a la construcción, demolición o carreteras; retirada del vallado publicitario que incumpla la normativa sectorial; retirada de elementos agropecuarios obsoletos o en abandono; adecuación o demolición de construcciones aisladas con localización, volumen y/o tipología inadecuada o abandonadas (ruinas); rellenos con tierras o picón de taludes, trincheras y plataformas en abandono; ajardinamiento en zonas de borde de los suelos urbanos (industriales, comerciales y residenciales) situados en los laterales de la autovía y de los barrancos transversales; renovación de pintura en fachadas y medianeras deterioradas, incluyendo un estudio cromático y su rediseño, tanto en las fachadas industriales como en los bordes urbanos residenciales; reinstalación de líneas eléctricas o telefónicas (incluso soterramiento en su caso); definición de actuaciones lineales de comunicación (senderos o paseos laterales-carril bici) entre San Cristóbal (LPGC) y Jinámar (Telde), etc. y acondicionamiento de áreas existentes con aparcamientos de gran impacto sobre la vía.
El propósito último es conseguir la eliminación y corrección de los principales impactos paisajísticos; la recuperación y reconocimiento, en la medida de lo posible, de los valores naturales y culturales existentes, la ordenación del paisaje y la aplicación de medidas específicas que contribuyan a dotar a la GC-1, en el tramo objeto de estudio, de una imagen coherente en relación con las características del territorio. Para conseguirlo se prevén 390 actuaciones, muy distintas y variables en cuanto a su envergadura, agrupadas en 53 intervenciones que constituyen proyectos completos y globales con soluciones a los problemas detectados.
El presupuesto total del conjunto de intervenciones asciende aproximadamente a unos 14 millones de euros, por lo que se han priorizado las intervenciones de forma que se puedan ir acometiendo progresivamente en 6 etapas, de forma equilibrada, entre Las Palmas de Gran Canaria y el Aeropuerto. El Cabildo ya dispone en sus presupuestos de 10 millones para este fin.
Constituye un enorme desafío la labor de regenerar lo deteriorado por el hombre y reconocer los numerosos valores paisajísticos y culturales de todo el tramo de la autovía GC-1 en el que se va a actuar, teniendo en cuenta el alto grado de impactos visuales así como la heterogeneidad de usos del territorio. Lo que comienza con un proyecto de regeneración paisajística podría, sumando voluntades, convertirse en un cambio de paradigma para la isla de Gran Canaria, una isla vanguardista en la que a través de uno de sus elementos más dañados, su principal autovía, se respiren vientos de cambio en la valoración del paisaje insular. Sin reconocer y valorar el paisaje se hace muy difícil gestionar el territorio en beneficio de la colectividad.
Antonio Morales Méndez
Presidente del Cabildo de Gran Canaria